Todos estos traumas causan un sufrimiento muy profundo a nivel celular y también de manera inconsciente en nosotros.
De modo que, cuando nuestra alma desconecta podemos llegar a sentirnos perdidos, depresión, falta de autoestima, ansiedad, adicciones, rabia, apatía, voluntad de querer desaparecer de éste mundo, repetición de patrones negativos, infelicidad, falta de energía, miedos, incapacidad de expresar tus emociones o de conectar con tu corazón y una gran niebla o ruido mental.